Solo pensar en Galicia me cambia la cara. Da igual donde vayamos. Sabemos que acertaremos.
Esta vez decidimos ir a la Ribeira Sacra, lugar que comparte Lugo y Orense, donde el Sil, encañonado, ejerce de frontera entre las dos provincias. Pues hacia allá vamos, a la ladera orensana.
Antes de nada tengo que contarte que fuimos durante la semana del puente de la Constitución de hace un par de años. No sé cómo será ir en verano, pero ese otoño ofrecía un paisaje espectacular. Y, casi casi, nosotros solos disfrutando de todo ello.
El mirador de los Balcones de Madrid, en Parada de Sil, es donde mejor podemos divisar todo el cañón del Sil. Las vistas impresionan. Hasta da respeto acercarse a las barandillas ya que hay mucha altura. Desde aquí podemos ver las dos laderas cubiertas de viñedos, que están en bancadas, con una fuerte pendiente. Es curioso ver uno de cerca. Tienen instalado como una especie de “cinta mecánica” para poder subir la uva. Nos hubiese gustado verlo desde abajo. Hay catamaranes que hacen un recorrido por el río. A las niñas les hubiese encantado montar en barco. Pero, es lo que pasa cuando viajas en época en la que no hay mucho turismo: que te encuentras muchos sitios cerrados. Otra vez será.
Muy cerquita de allí, cerca de Castro, fuimos a ver el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil. Se encuentra dentro de un bosque que, si en Galicia hay meigas viven allí, sin duda. Me pareció un sitio misterioso pero un encanto especial. El monasterio está escondido entre árboles de cuento, lo que le da ese puntillo místico. La primera impresión que te da es que se encuentra abandonado. Pero este aspecto, realmente, es el que cautiva y le hace ser diferente.
El monasterio de San Pedro de Rocas también es un lugar para apuntarlo en el mapa. Nos vamos a encontrar una iglesia rústica, excavada en la piedra, con tres naves, y varios sepulcros excavados, igualmente, en el suelo. Cuando entras allí, se te pone la carne de gallina, no sé si será por el fresquito que hace en la cueva, por la humedad o por lo que impone la iglesia en sí.
Y por último te recomiendo el monasterio de Santo Estevo, hoy parador nacional. Se encuentra en un entorno espectacular, rodeado de bosques de castaños, lo que te hace sentir la calma y tranquilidad de este lugar. La iglesia se encuentra en el exterior. Allí podemos ver el cementerio. El edificio principal se distribuye en torno a tres claustros, uno románico y los otros dos renacentistas.
Cuando entramos en el monasterio nos sorprendió mucho. El parador combina la arquitectura del edificio (desde románico hasta barroco) con una decoración vanguardista. Nos gustó mucho. Desde la cafetería se accede al exterior por la parte de atrás del edificio. Existe una senda rodeada de castaños que llega a las ruinas de las antiguas cocinas. Es un paseo muy bonito que irradia paz.
Es decir, si necesitas escapar del mundanal ruido, la Ribeira Sacra es tu sitio. Te gustará.
Ubicación:
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Comentarios
2 ComentariosKate de Viajamos Juntos
Ene 3, 2015¡Esta zona me encanta! Hicimos una ruta circulan de unas cuantas horitas y ¡es precioso!
Viajando En Furgo
Ene 4, 2015Es cierto. A nosotros nos sorprendió. Aunque Galicia, donde vayas sorprende ¿verdad?