El bosque pintado de Oma, un bosque de cuento en Euskadi

“Mamá, esto es como entrar en un mundo multicolor” dijo Claudia según llegamos al bosque de Oma. ¡Y es cierto! Llegar a este bosque pintado es como adentrarse en el mundo de Oz: color y magia. Si detrás de un árbol hubiese aparecido Dorothy, el espantapájaros, el león o el hombre de hojalata no nos hubiese sorprendido. Tan solo faltaba el camino de baldosas amarillas.

A unos 40 km de Bilbao y muy cerquita de la ría de Mundaka, en la provincia de Vizcaya, se encuentra un pequeño barrio de Kortezubi, llamado Oma. En una ladera del precioso valle se encuentra el bosque pintado que le ha dado renombre.

Esta obra artística fue creada por el pintor y escultor Agustín Ibarrola, vecino de Oma. Dejó su huella en este entorno natural con intención de plasmar una unión entre arte y naturaleza. Uno de los muchos lugares mágicos de Euskadi.

Ruta circular

Para llegar hasta el bosque pintado de Oma hay que caminar. Pero la ruta es muy sencillita, por eso es ideal para hacerla con niños de todas las edades, aunque complicada para carritos de bebé o silla de ruedas.

Dejaremos el coche en el aparcamiento de Basondo, área recreativa donde se encuentra la cueva de Santimamiñe, el yacimiento arqueológico más importante de Vizcaya. Aquí se encuentran varias pinturas rupestres de hace más de 14.000 años. Una buena excusa para visitarla, aunque nosotros no llegamos a tiempo para poder verla. Nos la reservamos para otra ocasión.

La ruta es circular, por lo que se puede hacer en ambos sentidos, pero te recomiendo que la hagas como la hicimos nosotros.

Cogimos una pista muy bien señalizada y en perfectas condiciones, enfrente del restaurante Lezica que, por lo que nos han contado, ponen unas alubias de muerte. Algún día las probaremos.

Este camino discurre por un pinar. Va subiendo poco a poco, por lo que no es nada costoso. He de decir que la ruta la hicimos por la tarde, así que tuvimos sombra todo el camino.

Después de 3 kilómetros, más o menos una hora caminando, el camino comienza a bajar. Unos metros y nos encontramos con el inicio del recorrido del bosque pintado.

El bosque

Los troncos de los árboles comienzan a coger color. Encontramos animales, formas geométricas, figuras humanas,…. Nada más empezar vimos los árboles de colores sin ton ni son, hasta que caímos en la cuenta que el artista juega con la perspectiva. Colocándonos en las flechas situadas estratégicamente en el suelo, pudimos ver que varios árboles y sus pinturas formaban una figura incapaces de ver antes. Así que hay que ir con disposición a jugar, observar, disfrutar de cada rincón del bosque.

Después de realizar todo el recorrido (cuenta con una hora más o menos) cruzamos el bosque pintado y emprendemos el camino para bajar a Oma, un pequeño pueblo de preciosos caseríos. Tan solo nos queda recorrer el valle para volver al aparcamiento. Este último tramo es un disfrute igualmente. El valle, limitado por prados verdes, donde pastan vacas, ovejas y caballos, será la delicia de pequeños y grandes.

Esa noche la pasamos en el mismo aparcamiento donde dejamos la furgo: una noche muy tranquila.

El recorrido en sí son unos siete kilómetros en total y no más de tres horas entre la aproximación y el recorrido por el bosque pintado. No tiene mucho desnivel, por lo que no es muy cansado. De todas las maneras recuerda nuestros trucos para caminar con los peques, por si acaso…

Una ruta estupenda para realizar en familia.

¿Te animas a conocer el bosque pintado de Oma? Quizá ya lo conozcas. Si fue así ¿qué te pareció?

Esperamos tus comentarios.