Son muchas las historias y leyendas que circulan alrededor de la figura del Cid. Pero lo que está claro es que en Burgos es toda una institución, un héroe de capa y espada. Tanto es así, que hay un fin de semana al año, el primero de octubre, en el que esta ciudad rinde homenaje a Rodrigo Díaz de Vivar: el Fin de Semana Cidiano.
Llevábamos un año esperando este evento. Deseábamos vivirlo porque, todo lo que sea disfrutar de la ciudad de Burgos, sea como sea, ya merece la pena.
Imagínate… ¡menudo reto!: transformar esta ciudad en el escenario medieval perfecto. ¿Lo conseguirían?
Sábado, mañana.
Nuestro fin de semana comenzó dando un paseo por el Espolón a primera hora de la mañana. Sin gente, con los puestos del mercado medieval todavía cerrados. Burgos ya estaba engalanado para la ocasión.
Claudia se colocó su vestido medieval, para ser una actriz más en este espectacular escenario.
A las doce comenzaba el desfile de toda la comitiva que acompañaría al Cid hasta el arco de Santa María. Cerca de mil participantes de varias asociaciones, muchas de ellas de fuera de Burgos, con sus mejores galas medievales, se preparaban en el Solar del Cid. Contemplar el desfile con la majestuosa catedral al fondo te teletransportaba inmediatamente al siglo XI.
El orgullo de llevar esas vestimentas, para grandes y pequeños, se reflejaban en la cara de cada una de las personas que recorrían el centro del casco antiguo.
En las inmediaciones del Arco de Santa María comenzaba a arremolinarse mucha gente que quería escuchar el pregón que daba comienzo oficialmente al Fin de Semana Cidiano.
Un grupo de danzarines nos deleitaron con danzas medievales, antes de escuchar el himno de Burgos. Cuando observamos a todo el mundo entonar este canto entendí a mi padre, burgalés de pura cepa, cuando habla de la emoción al escucharlo.
Sábado, tarde-noche.
Por la tarde, torneo medieval en la ribera del río Arlanzón. Los participantes cabalgando en sus preciosos caballos se disponían a competir para que ser los ganadores. Por un lado los caballeros de la Orden de San Lázaro y por el otro los caballeros del Cid. El público reunido vitoreaba a sus favoritos.
Varias pruebas a superar, varias armas a dominar para ser los vencedores de este torneo.
Fuese quién fuese el equipo triunfador, todos los caballeros juntos, galopaban en el mismo río Arlanzón agradeciendo los aplausos de todo el público.
Cuando el sol caía detrás de la catedral, tiñendo el cielo de rojo, las luces del mercado iban apareciendo. Multitud de gente se acumulaba en sus puestos curioseando la mercancía.
Ya de noche, daba comienzo el desfile de la antorchas. Toda la comitiva del Cid se dirigía hacia el Arco de Santa María para luego recorrer el paseo del Espolón y llegar a la plaza del Cid, donde se haría un homenaje a las banderas de las comunidades autónomas que por las que transcurre el Camino del Cid.
Y para acabar la jornada, un rico menú cidiano en el hotel Rice Palacio de los Blasones, compuesto de platos típicos castellanos pero con un toque innovador, como la crema castellana con huevo perfecto, polvo de jamón y pan de centeno, o bolsón de morcilla y manzana asada sobre confitura de pimiento de Torquemada.
Solo nos quedaba descansar para el día siguiente, esta vez en el hotel Corona de Castilla, un hotel muy agradable y bien situado.
El Fin de Semana Cidiano no había acabado.
Domingo, mañana.
El domingo comenzó con una visita imprescindible si visitas Burgos, sea en la fecha que sea. Un lugar donde, además de todo lo que esconde, se desarrollaron muchos talleres del fin de semana: el Museo de la Evolución Humana.
Este museo, ligado a los yacimientos de la sierra de Atapuerca, nos muestra cómo fueron y vivieron nuestros mas antiguos predecesores. Veremos restos de homínidos que habitaron tierras burgalesas hace 850.000 años, ni más ni menos. Contemplaremos el cráneo humano más completo y más antiguo, de 200.000 años antes de Cristo, “Miguelón”, o la pelvis “Elvis”. Y aprenderemos mucho con las exposiciones y juegos interactivos para los más peques.
A las 12:00 horas se celebró la ofrenda floral y la entrega de armas en la tumba del Cid que se encuentra en la catedral. La comitiva que ha participado en todos los eventos no quiso perderse tal homenaje, desfilando con sus trajes y vestidos medievales por la nave del templo para ocupar sus asientos. Este es un día especial ya que muy pocos días al año se celebra misa en la nave central de esta preciosa catedral. Y se notaba por la cantidad de gente que acumulaba, entre turistas y feligreses.
Pues sí… doy fe de que Burgos consigue revivir la Edad Media en esta ciudad, gracias al empeño de mucha gente, de una programación para todo el mundo, que es imposible abarcar toda. Los niños disponen de multitud de actividades y talleres donde disfrutarán como auténticos reyes y reinas. Para los adultos, conferencias, representaciones de teatro, visitas guiadas,… Aunque con solo pasear por el centro nos trasladaremos a esta época sin quererlo.
Como ya te conté en el post “Burgos, por tierras castellanas” mi relación con esta ciudad es muy especial. Burgos ha estado muy presente en mi vida, como la figura del Cid. Por eso, el poder disfrutar de este fin de semana tan de cerca y poder hablar de ello ha sido todo un lujo para mí (gracias Mónica y Miguel, del blog El viaje de Sofi): Fin de semana Cidiano con ojos burgaleses.