No hace falta decir que los niños son totalmente imprevisibles: te la pueden liar en cualquier momento. ¡Qué nos lo digan a nosotros que ya nos conocemos algún que otro centro de salud y hospital! Una caída, un dolor de cabeza, fiebre,… son historias que pueden surgir en cualquier instante, no sólo a los niños, sino a nosotros también. Aquí no se salva nadie. Por eso nosotros viajamos siempre con nuestro botiquín, preparado con las cosas que creemos que podremos utilizar. Yo diría que es casi obligatorio llevar un botiquín si viajas con niños.
Prepararlo no es complicado, ni tampoco es necesario llevar una maleta llena de medicinas. Te contaré cómo lo tenemos organizado nosotros. Quizá puedas sacar alguna idea.
Nuestro botiquín es una bolsa de aseo. Sí, de ésas que te regalan con la colonia de turno. Ni muy grande ni muy pequeña. Es una bolsa resistente, lo suficientemente flexible y donde cabe todo lo que necesito. No hace falta comprar nada concreto para ello.
¿Qué es lo imprescindible?
Pues hay que llevar:
- Gasas y un antiséptico para limpiar heridas.
- Suero fisiológico: para limpiar heridas o para limpiar las fosas nasales de los peques.
- Tiritas: psicológicamente, “lo curan todo”. Yo prefiero las tiritas que se deben cortar. Así eliges el tamaño adecuado según el momento.
- Paracetamol e ibuprofeno: para un estado febril podemos utilizar cualquiera de los dos, siempre que un médico no diga lo contrario.
- Jeringuilla para administrar la medicación.
- Termómetro: imprescindible. Me inclino por el termómetro de mercurio, el de toda la vida. No es tan cómodo como los digitales pero no dependemos de unas pilas que nos pueden fallar.
- Antihistamínico: nunca sabemos cuando puede surgir una alergia, ya sea alimenticia o por contacto. Hasta que lleguemos a un centro de salud les podemos aliviar bastante.
- Crema con corticoides: aunque los corticoides hay que administrarlos con cuidado, sucede los mismo que los antihistamínicos. Actúan rápido contra los picores de un dermatitis como una picadura de insecto.
- Barra de arnica: la “milagrosa” barra de los golpes, como la conocemos todos.
- Crema para irritaciones: aunque tus peques ya no sean bebes o no lleven pañal, échala al botiquín. Es fácil irritarse por el roce del pantalón caminando, por ejemplo.
- Si viajamos algún país en que pensemos que es más complicado el tema sanitario, podemos añadir al botiquín antibióticos, diarreicos,… aunque es mejor consultarlo antes.
Además de esto llevamos una pequeña bolsa con varios blísters de distintos medicamentos, en este caso para adultos.
Recuerda que el botiquín es siempre conveniente guardarlo en un sitio fresco. Hay que tenerlo en cuenta en nuestros viajes, porque muchas veces dejamos nuestra furgo, autocaravana, coche… aparcado al sol durante horas y ese calor no favorece nada a las medicinas y demás.
Y todo lo que sea medicamentos es mejor asesorarse con nuestro pediatra, médico o farmacéutico.
Además del botiquín
Lo que no podemos olvidar, vayamos donde vayamos, dentro del territorio nacional, son las tarjetas sanitarias. Con ellas nos atenderán en cualquier centro de salud u hospital.
Y si pensamos cruzar a otro país, aunque sea Portugal o Francia que están cerquita, solicita la Tarjeta Sanitaria Europea. Es gratuita y te cubre cualquier prestación sanitaria en cualquier país de la Unión Europea. Se solicita por internet, para titulares y beneficiarios, y te las mandan a casa. Al menos viajas más tranquilo.
Y también es importante un seguro de viajes en el que, además de muchísimas cosas, te asegure una asistencia médica en el extranjero, sobre todo si viajas fuera de la Unión Europea.
Nuestro consejo
El llevar un botiquín acorde con las circunstancias, llevar las tarjetas sanitarias o tener un seguro de viajes no es ser alarmistas, sino prudentes. La prudencia sin agobios es una buena aliada para nuestros viajes, para el tema sanitario y para muchísimas cosas más.
¿Llevas botiquín en tus viajes? ¿Qué más añadirías al nuestro?