Nos encanta el otoño. Es la mejor época para disfrutar de la naturaleza y Extremadura se vuelve aún más especial en estos días: la suave brisa otoñal que te da en la cara; la mezcla de colores, el verde oscuro de la encina, el anaranjado del alcornoque recién descorchado, el verde intenso de la hierba que comienza a salir después del verano; la berrea escuchándola a lo lejos; el olor a tierra mojada; una ligera lluvia que hace que los animales salgan de su escondite para ser contemplados….
Monfragüe en otoño no iba ser menos. Visitarlo en familia es de lo más enriquecedor, tanto para los peques como para nosotros, sobre todo si tienes la suerte de ser acompañado por algún experto, que ame la naturaleza, su trabajo y su tierra.
Parque Nacional de Monfragüe y Reserva de la Biosfera en Cáceres
El parque nacional es el hogar de numerosas especies vegetales entre las que destacan encinas, alcornoques, brezos, jaras, retamas,…. También podremos contemplar imponentes aves como los buitres negros y leonados, alimoches, águilas imperiales, grullas, garzas.. así como grandes mamíferos: ciervos, corzos, jabalíes. Aquí viven todos en armonía, protegidos por la normativa del parque.
Monfragüe tiene varios miradores naturales, como el Salto del Gitano o el mirador de Portilla del Tiétar, que son de los mejores observatorios de Europa para contemplar a las aves.
El espacio que rodea al parque está declarado Reserva de la Biosfera por ser un lugar donde las actividades humanas se integran en la naturaleza con armonía , donde existe un desarrollo sostenible con un uso responsable de los recursos naturales. Aquí es donde veremos las dehesas: inmensos terrenos con encinas y alcornoques centenarios donde la vegetación baja es casi inexistente ya que la actividad ganadera no la deja crecer. Podremos ver rebaños de cabras, vacas, ovejas y como no, al protagonista de la dehesa, el cerdo ibérico.
Nuestro otoño en Monfragüe
Después de las experiencias en Sierra de Gata, el día comenzó lluvioso. Quizá un poco triste, aunque desconocíamos qué iba a ser un día excepcional para disfrutar de la vida del parque en plena ebullición.
Nuestros guías de Monfragüe Natural nos recogieron en un par de vehículos 4×4 donde nos repartimos. Cada uno con unos prismáticos estábamos preparados para recorrer el parque y su entorno y disfrutar de este Monfragüe otoñal.
En alguna parada en medio de alguna pista de tierra que atraviesa el parque, desde algún lugar estratégico, pudimos ver a numerosos ciervos, adultos y jóvenes, machos y hembras. Lo impresionante era, bajo la lluvia, escucharles berrear: los machos querían camelarse a las hembras emitiendo sus característicos berridos como llamada de atención. Su manera de ligar, vamos.
Ya en la dehesa, nos cruzamos con algún rebaño de ovejas protegido por un gran mastín, agrupados debajo de las encinas o alcornoques como si de paraguas se tratasen.
Precioso el alcornocal, donde los árboles habían sido recién descorchados. El agua de la lluvia escurría por el tronco anaranjado del alcornoque. Las niñas pudieron comprobar el grosor del corcho con los “recortes” que encontramos en el suelo. Alguna buena botella de vino llevaría parte de esos árboles.
Pudimos contemplar alcornoques casi milenarios, con una edad de unos 800 años. Su gran copa protege a los animales, en pleno verano, del sol abrasador y, en esta ocasión, nos servía de refugio ante una lluvia que no tenía intención de parar, mientras Edu y Steven nos seguían contando peculiaridades del Parque Nacional.
Lo que quizá nos impresionó más a toda la familia fue ver la cantidad de buitres que viven en el parque. Nuestros guías nos llevaron a dos miradores donde, con la ayuda de prismáticos y telescopios, casi los podíamos tocar. ¡Era impresionante poder verlos así!
Para rematar el día ¡qué mejor que una rica caldereta y vino extremeños con vistas al Puente del Cardenal!, (puente que mandó construir Juan de Carvajal, obispo de Plasencia, en el siglo XV, con intención de unir las ciudades de Trujillo y Plasencia). Después de deleitarnos con tan rica comida, donde nuestros anfitriones cuidaron todos los detalles, las niñas se dedicaron a “emplatar” platos imaginarios hechos con productos y materiales de la tierra como castañas, madroños y pizarra.
Los amantes del turismo itinerante estamos de suerte. Según nos informó Edu, nuestro guía, también furgonetero, podemos pernoctar en el aparcamiento que se encuentra en la única localidad que está dentro del parque nacional, Villarreal de San Carlos. También se encuentra a la entrada del parque el camping Monfragüe. Además, existe gran cantidad de casas rurales y apartamentos turísticos en toda la zona.
Lo que se predecía un día triste e incómodo por la lluvia en el parque nacional, acabó convirtiéndose en un dia perfecto, disfrutando de la fauna y flora a tope, como no nos podíamos imaginar. Así es Monfragüe en otoño, cualquier día puede ser fantástico, ¡por muy nublado que amanezca!
Gracias a Monfragüe Natural y Turismo de la Diputación de Cáceres por habernos dado la oportunidad de descubrir el otoño en este #Monfragüeconniños de la mejor manera posible.
¿Dispuesto a conocer Monfragüe en otoño?
Comentarios
2 ComentariosRuth
Nov 13, 2015Hola!!!
Qué buena pinta tiene Monfragüe en Otoño! Nosotros lo visitamos en verano y pasamos uuuuun caloooooooor! JAJAJA. Sí que pudimos ver muchos animales, tanto aves como corzos por ejemplo, pero nos faltaron los prismáticos, así que los buitres y demás aves no las pudimos ver tan bien como vosotros! Qué chulos!!!
Por si le sirve a alguien la información, nosotros estuvimos en el año 2012 en el camping Monfragüe que mencionas y he de decir que está muy bien. Tiene una piscina donde se está de lujo a la fresca y las instalaciones están muy bien. A destacar lo bien que están los baños, duchas, etc. También quiero mencionar que la gente de la recepción nos trató de lujo y pasamos un buen rato charlando con ellos. ¡Muy majos!
Pues nada más… Seguid contándonos vuestras escapadas otoñales. Nosotros este finde tiraremos para Bizkaia!
Un abrazo!
Viajando En Furgo
Nov 13, 2015Jajajaja. Doy fe. En Cáceres, en verano, te achicharras. Algún verano, cuando hemos ido al pueblo de la madre de Mario, hemos cogido el coche y nos hemos dado una vuelta ¡por el aire acondicionado! porque en la casa no tenemos. 🙂
El camping Monfragüe no lo conocemos, así que genial tu comentario. Ya lo sabemos por si vamos con la furgo.
Un fuerte abrazo Ruth.