Volver al paraíso. No, no iríamos a ninguna playa paradisíaca ni a ningún hotel de cinco estrella. Para nosotros el paraíso son lugares como Sierra de Gata, donde se entremezcla naturaleza, un entorno rural y la tradición que perdura durante muchos años.
Lugares en los que disfrutamos niños y mayores, donde siempre aprendemos algo nuevo, donde la gente local tiene tanto que ofrecer. Eso es el paraíso.
Y sí, después de muchos años desde nuestra anterior visita, hemos tenido la oportunidad de volver, esta vez a vivir experiencias en Sierra de Gata con niños. “El viaje promete”, pensé, porque cuando los niños se sorprenden y disfrutan con experiencias nuevas los padres disfrutamos el doble. Pero si esas vivencias las realizamos juntos, la familia al completo, el disfrute llega hasta el infinito y más allá.
Sierra de Gata
Esta comarca de Cáceres se encuentra al norte de la provincia, lindando con Salamanca y Portugal. La Sierra de Gata quizá sea de las más desconocidas de todo Cáceres pero la más auténtica. Sus pueblos aún conservan esa arquitectura medieval en la que entremezclan granito, pizarra y adobe. Las aves encuentran su hogar en la Sierra de Gata, como los buitres o águilas. En otoño se escucha la berrea de los ciervos intentando atraer a las hembras. Pasear por el campo es muy agradable y ¡agradecido! en cualquier estación del año, ya que mientras caminamos podemos recoger, por ejemplo, setas o castañas en otoño, espárragos en primavera o moras en verano. Cuando el calor aprieta podemos elegir entre la muchas piscinas naturales que existen en toda la comarca para refrescarnos. Tres de sus pueblos tienen una lengua propia, a fala, cada uno con su variante: en Valverde del Fresno el «valverdeiru«, en Eljas el «lagarteiru» y en San Martín de Trevejo el «mañegu«.
¿Es o no es auténtica?
Experiencias en Sierra de Gata con niños
Para los que somos de ciudad y, no te quiero contar los niños, viajar a un entorno rural es una experiencia, como por ejemplo hacer cosas propias de los pueblos o que los niños jueguen en la calle sin peligro alguno. Te lo digo por experiencia, por estas dos niñas que tenemos en casa, por las que corre sangre extremeña y siempre quieren volver “al pueblo”.
Cuando Turismo de la Diputación de Cáceres nos propuso vivir una experiencia en Sierra de Gata con niños, junto a una estupenda familia viajera cuyo blog es Els Petits Viatgers, no lo dudamos ni un segundo por las niñas y por nosotros. En estas vivencias aprendes muchísimo de fauna, flora, tradición y entorno rural. Ibamos a vivir unas clases de Naturales y Sociales in situ. ¿Qué mejor colegio?
Nuestra aventura comenzaría alojándonos en un hotel rural, A Velha Fábrica, una antigua fábrica de textiles y aceites, todo un lujo en Valverde del Fresno. Por sus habitaciones amplias, con dos alturas y algunas de ellas independientes del edificio principal, hace que este alojamiento sea ideal para familias. Además en su restaurante puedes degustar la gastronomía extremeña junto a vinos o cervezas artesanas de la tierra.
Experiencia en la quesería
A la mañana siguiente Jose y Esther de Misierradegata.com, nos recogieron a las 8 de la mañana porque nos íbamos a convertir en cabreros por un día. Sí, fue un buen madrugón, pero si se es pastor, se es con todas las consecuencias.
Nos montamos en los 4×4 y nos dirigimos hacia Perales del Puerto, donde Agustín y su familia tienen la finca y la quesería El Rañal. Allí nos enseñó todas las cabras y nos explicó su trabajo de todos y cada uno de los días del año. Las niñas intentaban tocar a las cabras. Lo más gracioso era cuando, las cabritas que estaban criadas a biberón, corrían detrás de ellas para jugar.
Agustín junto a su hijo nos explicaron cómo ordeñan todas las cabras con un ordeñador industrial, como unos sacaleches que colocan en las ubres. Pero lo mejor fue cuando nos enseñaron a ordeñar a mano. ¡No sé quién disfrutó más, si las niñas o los padres! Pero ¡qué difícil es esto de ordeñar!
De ahí pasamos a la quesería, donde Patro y su nuera nos contaron cómo hacen los quesos. Hubo cata con vinito y todo. Estaba tan bueno que compramos un queso El Rañal para llevarnos a casa.
Experiencia en el monte
De nuevo en los coches nos dirigimos hacia Descargamaría. Después de hacer una parada en la piscina natural del pueblo, para ver un ejemplo de todas las que hay en la zona, nos adentramos en el bosque de robles en algunos tramos y pinos en otros. En una de las zonas más altas, José nos explicó las distintas sierras que Gata tiene alrededor. Y de ahí, a hacer surf mountain. Sí, sí. En una piedra muy bien colocada practicamos esta nueva modalidad.
Experiencia en el Chorro de los Angeles
Desde este mirador, ya en la comarca de Las Hurdes, con prismáticos en mano, pudimos contemplar esta cascada y en sus paredes, sus habitantes: buitres leonados y algún buitre negro.
Y para que no se nos olvidase nada, Esther entregó a cada niña un pequeño cuaderno de campo donde pudieron pintar lo que habían visto y alguna actividad más sobre la fauna y flora de la zona. Era genial ver a las peques en una mesa de piedra entretenidas con las pinturas dibujando todo lo que habían aprendido.
Experiencia en los pueblos de Sierra de Gata
Robledillo de Gata: quizá por su localización, en la parte alta del valle, sea uno de los pueblos más auténticos: sus calles empedradas y estrechas, sus edificios tradicionales, hacen que sea un gusto recorrer el pueblo. Lo curioso de este pueblo es la distribución de sus edificios. Se puede pasear por unos soportales a la orilla del río Arrago donde dan las puertas de los antiguos establos. Un paseo precioso.
Trevejo: este pequeño pueblo de dos calles empedradas, 20 habitantes y las ruinas de un castillo hacen que este pueblo sea una visita obligada. La iglesia, las tumbas excavadas en la roca y las increíbles vistas completan la postal.
San Martín de Trevejo: Su casco antiguo parece perdurar en el medievo, predominando el granito en sus edificaciones. Lo que más llama la atención es ver como corre agua por sus calles, totalmente canalizada. Aquí cenamos en “Os Arcus” para probar lo típico de esta tierra, ensalada de naranja con ajito y pimentón, solomillo ibérico o un secretito rico rico.
Para los amantes de llevar la casa a cuestas, nos han comentado que en toda la comarca hay permisividad para pernoctar con nuestros vehículos. Así que, lo próxima vez con furgo.
He de reconocer que nos hizo especial ilusión volver a Sierra de Gata, y esta vez con las niñas. Primero porque nos encanta la comarca. Y segundo porque hay que ir después del devastador incendio de este verano. La mejor manera de apoyar es yendo y disfrutar de toda la sierra, del monte, de sus alojamientos rurales, de sus bares y restaurantes, de sus gentes que se sientan en la puerta de sus casas a ver al que pasa por la calle, de la fauna que de vez en cuando se asoma para que tú la puedas ver, de la tortilla de patata que te comes en el campo, de la paz que se respira… Y volver a casa y contarlo. No hay nada como el boca a boca. Sierra de Gata es mucho más grande que las 7000 ha. que se quemaron (se dice pronto ¿eh?) y tiene tanto que ofrecer y tanto que mostrar que este viaje será difícil de olvidar para ti y tus hijos.
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