Cada vez que echo la vista atrás y recuerdo nuestro viaje por Islandia en furgo, en familia y en invierno pienso que sí, que fue uno de esos viajes que marca y recordaremos siempre. Fue toda un experiencia viajar allí cuando el país está congelado y además viajando en camper. Una pasada disfrutar de la naturaleza en estado puro.
Recorrer Islandia en furgo en estas condiciones no es demasiado fácil, para que engañarte. Carreteras cortadas por la nieve, hielo y viento dificulta ver todo lo que quisieras. Hay que ir sobre seguro y dirigirte donde, más o menos, está todo controlado. Sobre todo si tienes pocos días.
Si dispones de una semana en invierno lo mejor es dirigirte al sur de Islandia. Realmente en esta zona hay una buenísima representación de lo que el país ofrece. Así que, por si te animas y para que vayas a tiro hecho te contaremos los 16 lugares más 1 extra que no te puedes perder recorriendo el sur de Islandia en furgo, de oeste a este.
Y, claro está, te contaremos dónde pernoctamos en nuestro viaje. Como ya contamos en la entrada Consejos prácticos para recorrer Islandia en furgo te «recomiendan» pernoctar en los campings que están abiertos en esta época del año. Los parkings de los monumentos naturales más famosos son de pago y está prohibido pasar la noche allí. Además, con el estado de las carreteras, nos parece un poco peligroso aventurarse y meterse en cualquier lado buscando un lugar dónde dormir.
Aquí te dejamos un resumen de todos estos lugares en 3:17 minutos
El aeropuerto de Keflavik se encuentra a una 50 kilómetros de Reikiavik. La ciudad, según los planes que tengamos, podemos visitarla antes o al final de nuestro recorrido por el país. Eso sí, hay de dejar unas horas para visitarla.
Por supuesto no hay que dejar de visitar la capital de Islandia. Es una ciudad pequeña y con mucho encanto. Podemos recorrer parte del paseo marítimo donde nos encontraremos Harpa, un centro de congresos cuya arquitectura destaca sobre el resto de ciudad.
Un símbolo en la ciudad es la escultura que representa un barco vikingo, Sun Voyager. Fue construida en 1986 para conmemorar los 200 años de la ciudad. Fíjate, estamos hablando de una ciudad súper jóven.
Pero quizá la imagen que se nos viene a todos a la cabeza cuando pensamos en Reikiavik es la iglesia luterana Hallgrímskirkja. Su particular arquitectura no pasa desapercibida. Desde aquí podemos ir bajando hacia el mar de nuevo adentrándonos en sus calles y viendo sus casitas de colores. Callejeando podemos ir en busca del perrito caliente más rico del mundo en Bæjarins Beztu Pylsur. Fotografías de famosos en el puesto callejero así lo avala. Y podemos decir que están buenísimos.
Muy cerquita de allí se encuentra el Saga Museum, un museo donde explican la historia del país con recreaciones de escenas de cada época.
Si tu viaje a Islandia es para pocos días, lo mejor es hacer la ruta del Círculo Dorado. Se encuentra muy cerca de la capital y puedes ver algunos de los lugares más sorprendentes de la isla como son:
Saliendo de Reykjavik hacia el noreste, la primera parada es el parque nacional de Thingvellir. Este lugar es muy importante en la historia de Islandia por ser donde se creó el primer parlamento del mundo. Además aquí fue donde se proclamó la independencia del país a mediados del siglo XX. Geológicamente, es un lugar único. En Islandia, las dos grandes placas tectónicas, la de América del Norte y la de Eurasia confluyen aquí y se van separando poco a poco. Y, aquí, en el parque nacional de Thingvellir es donde más se aprecia esa fractura. Digno de ver, por su valor geológico y por haber sido escenario de Juego de Tronos.
Tendrás suerte si no está congelada la cascada Oxarárfoss y poder verla.
Geysir es el “gran géiser”. Es el que da nombre al resto de géiseres. Aunque éste ya no expulsa agua (algunos desaprensivos comenzaron a echar piedras provocando que dejase de arrojar agua), en esta misma zona se encuentran algunos todavía en activo como Strokkur. Éste arroja agua cada 5 minutos más o menos, en una columna de unos 20 metros. En invierno el agua hirviendo se convierte en vapor en cuanto sale al exterior. Todo un espectáculo.
Gullfoss es un doble cascada espectacular. El río, con una anchura considerable, llega a las dos cascadas oblicuas, por donde cae un importante caudal de agua a un cañón, por lo que nos da la sensación que el agua desaparece. En invierno tiene el aliciente de ver parte de ella congelada.
En nuestra ruta nos encontramos con el volcán Kerid cuyo cráter es visitable. No todos los días se camina por la arista de un volcán. Toda una experiencia.
Por supuesto, no podemos dejar de experimentar el meternos en aguas termales, aguas a 40 grados o más, mientras fuera se está a -5. Nosotros fuimos una noche a Secret Lagoon, dentro del Círculo Dorado, aunque por la zona hay otras termas, incluso muchas gratuitas en medio del campo. Solo hay que buscarlas.
Dónde pernoctar
En el centro de información del parque nacional de Thingvellir (64.279558, -21.088957) hay un camping que está abierto en invierno. Lo más normal es que la zona de acampada esté totalmente inaccesible ya que se convierte en una verdadera pista de hielo. Te permiten dormir en el mismo parking del centro, pero hay que pagar igualmente ya que estás en un parque nacional. Al menos hay baños con calefacción, aunque sin ducha.
Sin duda recomendamos el Selfoss Camping (63.933771, -20.988651) , situado en la ciudad con el mismo nombre. Dispone de unos estupendos y calientes baños y duchas. También tiene una zona común con cocina y salón muy agradable. Nos gustó tanto a la ida de nuestra ruta que paramos de nuevo a la vuelta.
A no más de 100 kilómetros de Reikiavik se acumulan unos paisajes increíbles, con unas cascadas preciosas y algún que otro volcán que puso a la isla en un aprieto no hace mucho tiempo.
Aún tengo grabada la imagen la primera vez que divisamos a lo lejos la cascada desde la Ring Road. Antes de viajar a Islandia habíamos visto fotos de Seljalandsfoss multitud de veces. Es la cascada que puedes fotografiar desde detrás de ella. En invierno es imposible hacer esto a causa del hielo y nieve pero verla totalmente blanca es impresionante.
Muy cerquita de Seljalandsfoss, a muy pocos kilómetros andando se encuentra esta cascada encajada en la montaña.
En la misma Ring Road encontraremos a mano izquierda un aparcamiento desde donde podremos contemplar el volcán que hace unos años tuvo en vilo a Islandia y parte de Europa: el Eyjafjallajökull.
El 14 de abril de 2010, después de algunas erupciones menores, sufrió una gran erupción arrojando ceniza a la atmósfera lo que provocó el cierre del espacio aéreo de media Europa durante una semana. Además, al encontrarse el volcán en el glaciar con el mismo nombre, esta erupción causó un deshielo causando el desbordamiento de ríos, por lo que hubo que evacuar a numerosas personas.
He de decir que no sé si serás capaz de meterte. Nosotros ni lo intentamos, no porque estuviese muy caliente. Fue al contrario.
Nos hablaron de esta piscina termal en medio del campo. Así que para allá que nos fuimos cargando con nuestras toallas y chanclas. Después de caminar un kilómetro más o menos, cruzando como pudimos un río congelado, llegamos a la piscina y no estaba tan calentita como pensábamos. Estaba templada, pero para estar a 0º o menos, no era plan de meternos. Aun así, la aventura y el paisaje merecieron la pena. Quizá yendo en otra época la historia sea diferente.
Esta cascada no te dejará indiferente por lo bonita que es. Probablemente mi preferida. Por la parte derecha de la cascada suben unas escaleras hasta un mirador desde donde se puede ver la cascada desde arriba. La cascada y las vistas desde este punto son impresionantes.
Poder acercarse a un glaciar y ver de cerca esa mole de hielo merece mucho la pena. La manera más accesible es desviarse hacia Sólheimajökull, una lengua del glaciar Mýrdalsjökull, el cuarto más grande de Islandia. Es el elegido por muchas personas para hacer algún trekking por el hielo de mano de alguna empresa especializada.
Lo que queda del fuselaje de este DC-3 de la armada norteamericana se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados de Islandia.
Se encuentra a tan solo 10 km de Skógafoss. En la Ring Road, dirección Vik, nos encontramos un aparcamiento donde dejaremos la furgo y continuaremos andando hacia la playa. El camino balizado no tiene pérdida. A unos 4 kilómetros más o menos encontraremos el avión, bueno, lo que queda de él. El 24 de noviembre de 1973 el piloto tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en la playa de Sólheimasandur sin que hubiese ninguna víctima mortal. Y desde entonces aquí está. Desde luego, el paisaje donde se encuentra es espectacular. Algo así debe ser la Luna o Marte…
Consejo: para visitarlo lo mejor es ir a primera o última hora para poder hacer fotos del amanecer o atardecer sin gente.
Donde pernoctar
El mejor lugar para dormir en esta zona es el Skógar camping (63.527965, -19.513070), con vistas a la cascada Skógafoss. No hay recepción. En la caseta de los baños hay información donde cuentan lo que hay que hacer para quedarte a dormir allí. Simplemente te instalas y por la mañana pasarán a cobrarte.
Reynisfjara es una lengua de arena negra que podremos ver antes de llegar a Vik, la ciudad más grande del sur de Islandia. Para verla bien lo mejor es desviarnos de la Ring Road y coger la 218 hacia el faro de Dyrholaey. Desde el mirador de Kirkjufjara podremos divisar, hacia la derecha la playa con el mismo nombre y los preciosos acantilados donde se encuentra el faro, hacia la izquierda toda la playa de Reynisfjara, con Reynisdrangar al fondo, unos islotes icono de este lugar.
Pero lo que más resalta de esta playa son las columnas hexagonales de basalto, producidas por el enfriamiento de la lava al ser expulsada, iguales que las que podemos encontrar en la Calzada del Gigante en Irlanda del Norte. Para llegar a ellas debemos seguir un poco más por la Ring Road y desviarnos en la 215 dirección Reynishverfi. Al final de la carretera nos encontraremos con este espectáculo para los ojos.
Antes de acceder a la playa, varios carteles informativos nos previenen para que tengamos cuidado. Esta playa está considerada una de las más peligrosas del mundo. Las olas del mar nos sorprende en cualquier momento y nos atrapa y nos arrastra para dentro. Si quieres ponerte en situación entra en Youtube y busca “danger Reynisfjara beach” o algo así y verás alguna de estas olas asesinas.
A unos 140 kilómetros de Vik se encuentra el centro de información del parque nacional Vatnajökull, el glaciar más grande de todo Islandia. Durante todo el recorrido cruzamos por un campo de lava inmenso aunque no lo disfrutamos como nos hubiese gustado. Recuerda que fuimos en invierno y conducíamos de noche para aprovechar las pocas horas de luz. Además, con todo nevado no se podía apreciar bien el lugar.
Desde el centro de información del parque hay una ruta de senderismo que lleva a una de las cascadas más peculiares de Islandia, Svartifoss. Lo que vamos a ver es una bonita cascada donde el agua cae por una pared repleta de columnas de basalto invertidas. ¡Una pasada!
Jökulsárlón es de una belleza extrema. Creo que fue el lugar que más me emocionó de todo Islandia. Es un laguna donde llegan los bloques de hielo que el glaciar desprende. Muchos icebergs flotan en su agua, con ese color azul turquesa característico del hielo. Si te fijas bien, de vez en cuando puedes ver alguna cabecita asomando en el agua fría de la laguna. Es alguna foca curiosa, amiga de las que se pueden ver en la gran superficie congelada tomando el sol si hay suerte. Todo un espectáculo.
En la desembocadura de la laguna de Jökulsárlón muchos de estos bloques de hielo quedan varados en la playa cuando baja la marea. Parecen verdaderas joyas repartidas en la arena negra. Es la llamada Diamond Beach.
Dónde pernoctar
Justo al lado del centro de información del parque nacional Vatnajökull está el camping Skaftafell (64.016239, -16.968754), abierto durante todo el año y en el que pasamos una noche. En invierno dispone de cabinas con inodoro, siempre con calefacción, y lavabos.
En el parking de Diamond Beach también se puede pernoctar, al menos no había ningún cartel que no lo permitiese, no como en el parking de Jökulsárlón.
Es uno de los alicientes de viajar a Islandia en invierno: poder ver auroras boreales. Y, claro, es un extra, porque no siempre es posible verlas. En la semana que estuvimos en Islandia solo la pudimos ver la primera noche, una noche fría como la que más, pero allí estaba. Pero nos damos con un canto en los dientes porque es un momento único, que no olvidaremos nunca.
Como puedes comprobar, en un recorrido de unos 1000 kilómetros, ida y vuelta, pudimos ver de todo: cascadas, hielo, aguas termales, volcanes,… Aunque en invierno viajar a Islandia tiene sus límites merece la pena igualmente. Ver todos esos lugares increíbles casi congelados, ver el sol no moverse de un palmo del horizonte haciendo que los atardeceres fueran eternos, disfrutar de esas tardes-noches en la camper en familia después de tan solo seis horas de luz,… Ahora solo queda seguir soñando y pensar que algún día volveremos en verano para conocer el resto del país y, ¿quién sabe? Quizá podamos ir con nuestra propia furgo.
Pues eso… ¡A seguir soñando viajero!
Nota: esta entrada es un resumen del reportaje que publicamos en el número 8 de Furgosfera.
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