Siempre que podemos salimos a hacer alguna una ruta por el monte, huyendo de la contaminación de la capital, disfrutando de la preciosa Sierra de Guadarrama que, vayamos por donde vayamos, nos encanta.
Esta vez nos dirigimos al puerto Alto del León, en el límite entre Madrid y Segovia. Mientras que por aquí pasa la nacional N-VI, por debajo circula la carretera de peaje AP-6.
El objetivo del día era hacer la ruta del Arcipreste de Hita en familia, un monumento natural de interés nacional desde 1930, todo dentro de una espacio natural protegido. Un ruta súper fácil, chula y divertida para todas las edades.
¿Por qué se llama ruta del Arcipreste de Hita?
Juan Ruiz, arcipreste del pueblo alcarreño de Hita, fue el autor de una de las obras más populares de la literatura medieval, El Libro del Buen Amor. En 1930, Ramón Menéndez Pidal, miembro de la Real Academia de la Lengua, propuso este lugar para conmemorar el 600 aniversario de la obra. En este año se declaró Monumento Natural de Interés Nacional, extendiéndose a todo lo que le rodea.
La ruta
Dejamos la furgo en el aparcamiento que hay al lado del restaurante que está en el mismo puerto. La ruta comienza justo en el lado opuesto de la carretera por lo que hay que cruzar con muchísimo cuidado. Allí mismo, y después de pasar una puerta que volveremos a cerrar para que no se escape el ganado, cogeremos el GR-10, un camino de largo recorrido que pasa muy cerca de la peña del Arcipreste de Hita y que no dejaremos. El camino nos lo indicará unas marcas pintadas en las piedras o árboles, una franja blanca y roja (GR-10), blanca y verde (ruta del arcipreste de Hita).
La mitad del trayecto cruzaremos por un pinar y rocas de granito, de ésas que les encanta a los niños escalar, subir y bajar, como ya te conté en la entrada de senderismo con niños. Este paisaje ha sido variado por la Guerra Civil, ya que encontrarás distintos búnkeres de la época como refugio de los combatientes. Entrar en alguno de ellos, te puede llegar a poner la carne de gallina pensando en lo que se ha vivido allí y en la zona, pero algo divertido y fuera de la rutina del camino para los peques. Y si además llevas una linterna, es lo más.
Cuando llevemos, más o menos, la mitad del camino recorrido (hasta el monumento hay 1,5 km) encontraremos en la valla de espino que hemos tenido siempre a nuestra derecha una puerta. Aquí podemos decidir en qué sentido hacer la ruta, siguiendo el GR-10 hasta el mismo monumento o cruzar la puerta. Este último camino baja, más o menos, siguiendo unos postes de alta tensión hasta llegar a una pista bastante ancha. Aquí tiraremos hacia la izquierda, dirección Tablada, hasta llegar a un sendero, a mano izquierda, donde una roca esculpida nos indica el camino que tenemos que continuar.
Siguiendo la indicaciones, por ambos lados llegaremos a un prado, en la base del tor, un afloramiento de roca granítica que se eleva sobre el terreno, con formas redondeadas por la acción de la erosión, como bien nos cuenta el panel explicativo que allí se encuentra. Desde aquí subiremos hasta las mismas rocas por un sendero estrechito. No te preocupes, porque Claudia ha hecho su mojón en el camino para que no se pierda nadie.
Truco si vas con niños
Hay “cuatro tesoros” que hay que encontrar entre las rocas: dos rocas grabadas, uno con un verso de El Libro del Buen Amor, y otro que cuenta el nombramiento de Monumento Natural por la conmemoración de los 600 años de la obra en 1930; un cofre de madera en el que se encuentran varios cuadernos donde podremos dejar nuestra dedicatoria y un ejemplar del libro (edición de bolsillo, de los de ahora :)), no dudes en leer unos versos antes de continuar la ruta; y por último un belén al abrigo de unas rocas, formando una pequeña cueva. No habrá niño que se resista a intentar encontrar los tesoros, escalando por las rocas, yendo de aquí para allá.
Sin duda una ruta ideal para hacer en familia. Nosotros preveíamos que andaríamos una hora, ida y vuelta, por la distancia a la que se encuentra el Alto del León y la peña del Arcipreste de Hita, y al final le dedicamos tres por lo entretenida que es. Una buena manera de fundir historia, literatura y naturaleza. ¿No te parece?
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