A primeros del 2016 estábamos como locos preparando el súper viaje. Locos por la novedad, los nervios y la emoción que suponía viajar a Malasia sin furgo. Un viaje tan diferente, sin nuestro vehículo que tanta seguridad nos da. Pero las ganas de recorrer Malasia en familia, poner el pie por primera vez en Asia y conocer otras culturas, superaba todos los miedos e incertidumbre que se nos ponían por delante.
Preparar este viaje no fue fácil. Había que tener muchas cosas en cuenta. Dónde dormir, qué medio de transporte coger,… son algunas de las cosas que no controlábamos. Pero todo es ponerse. Delante del ordenador, leímos y releímos muchos blogs de donde sacamos toda la información necesaria.
Si estás pensando en que viajar a Malasia con niños puede ser interesante (ya te digo yo que sí lo es), aquí te contamos lo que visitamos y cómo lo hicimos por si te sirve de ayuda.
Lo primero de todo fue buscar los vuelos. Volaríamos con Turkish Airlines con escala en Estambul. La experiencia fue genial. El personal era muy agradable, la comida estaba rica y una pantalla individual en cada asiento donde podías elegir entre miles de películas, series y juegos.
Sobre las vacunas, decidimos no vacunarnos. Después de ver los consejos e indicaciones de la Unidad del Viajero del Hospital Carlos III y Ministerio de Sanidad, y preguntar a otras familias viajeras, decidimos no ponernos ninguna vacuna. Pero ante la duda, lo mejor es pedir cita en el centro de vacunación internacional más cercano y que allí te orienten.
Lo que sí teníamos claro era que contrataríamos un seguro de viaje. Ante cualquier problema sanitario más vale prevenir que curar. Nosotros contratamos el Iati Familia + Anulación por si no podíamos viajar en el último momento. Al menos así teniamos cubiertos los billetes de avión.
Visitamos a la pediatra para que nos aconsejara qué debíamos llevar en el botiquín, sobre todo pensando en las alergias de las niñas. Además nos hizo un informe médico por si teníamos algún problema con las medicinas en el aeropuerto.
Al llevar el viaje tan calculado en tiempo, llevábamos todos los alojamientos reservados. Los elegidos debían de poder cancelarse sin ningún coste antes de 48 horas, por si había cualquier cambio de planes. Además, aunque es muy fácil encontrar habitaciones familiares, iban disminuyendo según pasaban los día. Así que, mejor llevarlo todo atado.
¿Y el equipaje? Por comodidad pensamos que lo mejor era llevar cada uno maleta de mano. Nosotros lo teníamos claro: mochila tamaño medio y trolley que a la vez fuese mochila. El problema eran las niñas. No tenían ninguna maleta que se adaptase a las circunstancias. ¡Pues claro que sí tenían! Trolley y mochila a la vez: ¡la mochila de ruedas del cole!
1 Ringgit es aproximadamente 20 céntimos de euro. Es decir, 10 RM = 2€
No sé cómo definir Kuala Lumpur. Es una gran ciudad en la que, en muchos lugares, si no fuese por los rasgos orientales de su población, podrías decir que te encontrabas en cualquier ciudad europea. Un poco caótica. Mucho tráfico. Pero tiene su puntillo.
Su multiculturalidad se palpa en todos los rincones. En su arquitectura… Edificios musulmanes, hindúes o chinos se entremezclan en la ciudad. En sus gentes… El hiyab, el sari y el pantalón vaquero conviven perfectamente.
Situarse a los pies de las Torres Petronas no tiene precio. Te quedarías horas y horas mirando hacia arriba. Son impresionantes.
Subir a las torres parece que es complicado. Hay un cupo de visitantes diarios y hay que madrugar para poder ser uno de los afortunados. Cómo viajar con niños lleva otro ritmo, ni lo intentamos. Así que preferimos ir a la torre de comunicación, la KL Tower, desde la cual hay unas vistas impresionantes de toda la capital malaya.
No nos podíamos perder las Batu Caves, templo hindú que se encuentra a 13 kilómetros al norte de la ciudad. Imprescindible.
Visitamos el KL City Gallery, un museo donde conoces el pasado, presente y futuro de Kuala Lumpur.
Por supuesto, pasear por el barrio chino es toda una experiencia. Es divertido recorrer el Central Market o caminar por las calles más comerciales, Kasturi Walk y Jalan Petaling. Muchísimos puestos de productos varios se acumulan en estas calles durante la tarde-noche, cada uno ofreciendo su mercancía.
Cenamos una noche en la calle Jalan Alor. Llena de restaurantes con sus terrazas ocupan la gran mayoría de las aceras y calzada. Comida de todo tipo (malaya, china, tailandesa) se entremezclan. Un buen lugar para comer.
A tener en cuenta
Melaka es ciudad Patrimonio de la Humanidad, ¡con todos los honores! Todo un relax después de estar dos días en la caótica Kuala Lumpur. Simplemente nos encantó.
Esta ciudad fue colonia portuguesa, holandesa e inglesa por su situación estratégica. Su huella queda patente en la arquitectura de los edificios del centro histórico.
Es una delicia pasear por sus tranquilas calles, toparse con mezquitas, templos chinos o hindúes, sentarte en una terracita al lado del río, incluso hacer un crucero por él como hicimos nosotros.
A tener en cuenta:
Alucinante esta isla-ciudad-estado. Es un país que no deja indiferente a nadie. Un ciudad impoluta, bien organizada, casi futurista…
La bahía, con el hotel Marina Bay Sand en un extremo; en frente Merlion, mitad león, mitad pez, símbolo de Singapur; los Jardines de la Bahía; la zona financiera con los rascacielos a cuál más impresionante; un barrio chino precioso, Little India… son algunas de las cosas que no hay que perderse si viajamos a Singapur. Aunque esto ya lo contaremos al detalle en otra entrada…
A tener en cuenta:
Es emocionante pensar que te internas en una de las selvas más antiguas del planeta. 130 millones de años, ni más ni menos. Íbamos dispuestos a ver alguna especie de mamíferos que habitan allí. Pero no tuvimos suerte. Algún insecto entre los miles que conviven en el parque junto a más de 10.000 clases distintas de plantas. Es el hogar de muchos seres, protegido de las devastadoras plantaciones de palma que están acabando con la selva tropical.
Llegamos a Kuala Tahan, en el centro de Taman Negara, desde Jerantut, en un bote surcando el río. 3 horas de viaje, que fueron de todo menos aburridas.
Allí realizamos varias actividades. Pequeño trekking nocturno intentando encontrar animales; trekking más durillo, sobre todo por el calor, hasta Bukit Terisek, un mirador hacia la selva; Canopy Walk, puentes colgantes entre los árboles; navegar por los rápidos del río, donde nos calamos hasta las orejas; visitamos un pueblo indígena, donde aprendimos a utilizar la cerbatana, beber de los troncos de bambú e incluso intentamos hacer fuego.
A tener en cuenta:
¡Por fin fresquito! ¡Cómo se agradece el descenso de la temperatura!
Las Cameron Highlands son populares por las plantaciones de té. Es impresionante ver colinas y colinas tapizadas de un verde intenso y radiante. Pero en las Cameron se pueden hacer muchas más actividades como ir en busca de la flor más grande del mundo, la rafflesia (solo la gente local la tiene localizada). Y si te gusta el senderismo hay rutas perfectamente señalizadas y de varios niveles. Eso sí, hay que asegurarse como es la ruta antes de hacerla. No vaya a ser que os pase como a nosotros recorriendo el sendero Nº 2: hora y media de caminata para recorrer un kilómetro (lo único que hacíamos era trepar para luego destrepar, sin avanzar apenas)
Desde luego, aquí no te aburres.
A tener en cuenta:
Cuando nos decían que estas islas eran el paraíso siempre pensábamos que exageraban. Y no… Tal cual: es el paraíso.
Playas blancas. Un mar tranquilo azul turquesa con agua calentita. Corales a dos pasos de entrar en el agua Peces de todos los colores a dos palmos de nuestra nariz. Nadar con tortugas. Conocer a Nemo, bueno, ¡muchos Nemos! Ver monos y varanos. Alojarte en una cabañita a pie de playa.
¿Es o no es el paraíso?
A tener en cuenta:
Me doy cuenta de la cara de boba que debo tener mientras escribo. Recordar todo esto hace que sonría sin parar.
…. recordar cada una de las experiencias que hemos vivido los cuatro en un país nuevo, un continente nuevo.
…. recordar las sonrisas de los malayos.
…. recordar esa arquitectura diferente, esa cultura diferente, esas ropas diferentes,… de un lugar en la otra punta del mundo, pero sin embargo, tan similares a nosotros.
…. recordar el viaje tan distinto a los que estamos acostumbrados.
…. recordar todo lo que hemos aprendido juntos, en Malasia y en familia.
Ay, espero que este viaje no se borre de nuestra memoria nunca por ser el primero de muchas cosas.
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Si vas a viajar a Malasia con niños y tienes cualquier duda, plantéalas en los comentarios y te contamos.
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