Como decía Siniestro Total, «cuando el grajo vuela bajo y hace un frío del carajo hay que tomar sopas de ajo«. Como a nosotros nos encanta ir a pasar frío y ver volar a los grajos, muchas veces para cenar nos calentamos por dentro con estas sencillas y tradicionales sopas.
Como es una receta ancestral hay mil maneras de hacerla, pero aquí te la cuento tal y como la preparamos con los medios que tenemos en el campo con nuestra furgo. Es muy fácil.
Ingredientes para cuatro personas:
Pelamos los ajos y los cortamos en laminas, cortamos el pan en finas rodajas y el jamón en taquitos.
Ponemos un chorro generoso de aceite de oliva en una cacerola y cuando esté caliente ponemos a dorar los ajos.
Cuando los ajos estén dorados, añadimos el jamón y removemos bien. Ponemos una cucharadita generosa de pimentón, si es de la Vera, mejor. Removemos y enseguida añadimos el pan para evitar que se queme el pimentón, removiendo con ganas, hasta que el pan empape bien el aceite.
Añadimos el caldo y dejamos que hierva, unos 10 o 15 minutos sin remover la sopa. Pasado este tiempo cascamos los huevos y los añadimos a la cazuela. Dejamos que cueza un poco mas para que los huevos se cuajen, y apartamos.
Ya podemos empezar a disfrutar y sentir como el calor retorna a nuestros cuerpos desde dentro, mejor aun si las acompañamos con un buen vino de la tierra. ¡De la tierra en la que estemos!
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