No hace falta decir que uno de los muchos atractivos de la isla de Tenerife es el majestuoso Teide. Y para nosotros, además, es nuestra cuenta pendiente. Después de nuestra fallida subida hace unos años al techo de España, en este viaje lo volveríamos a intentar. Gracias a que nos respetó el tiempo ¡lo conseguimos!
Hoy vamos a contar cómo fue nuestro ascenso y algunos consejos para subir al Teide con niños, porque nunca se nos debe olvidar que el Teide es alta montaña.
Nuestra experiencia en 4:49 minutos (perdón por el taco que aparece por ahí). Play!!
Permiso para subir a la cima
Antes de nada, si uno de tus objetivos es hacer cumbre, has de saber que la ruta desde la estación superior del teleférico hasta la cima está restringida. Hay que solicitar un permiso en la web de los Parques Nacionales. Se tramita online y es gratuito. Pero ¡ojo!, hay que realizarlo con mucha antelación, incluso meses antes, ya que hay un número concreto de plazas a diferentes horas y éstas se agotan enseguida.
Preparativos
No podemos olvidar:
Y un poco de paciencia y algunos trucos guardados en la manga.
Estos consejos te los contamos porque la gente sube en el teleférico sin saber bien dónde va. Señores: la estación superior está a 3.555 metros. Esto es alta montaña. ¡Y la peña sube con las chanclas y en manga corta! Menos mal que en la mochila llevan ¡las toallas! y se pueden arropar con ellas. Ains…
Si en las taquillas pone que arriba hace 9 grados y alquilan forros polares será por algo ¿no? Digo yo…
¿Subimos?
Para subir al Teide hay dos maneras de hacerlo. Una es andando por la ruta de Montaña Blanca. Lo que suelen hacer los montañeros es subir por la tarde, pasar la noche en el refugio de Altavista y subir de madrugada para ver amanecer desde la cima (esto nos lo apuntamos para la próxima). La otra es subir en el teleférico del Teide hasta la estación superior y de ahí andando hasta la cima, unos 800 metros. Al ir con las niñas elegimos esta opción.
La estación base del teleférico se encuentra en las Cañadas del Teide. Os recomendamos que vayáis pronto porque las colas son interminables, primero para sacar los tickets y segundo para acceder a la cabina que os subirá. Los billetes se pueden comprar por internet pero te arriesgas a que, por inclemencias del tiempo, no podáis subir. No devuelven el dinero pero te dan opción a usarlos en un año y, claro… nosotros no teníamos previsto volver tan pronto a Tenerife…aunque hubiese sido una buena excusa 😉
Después de dos horas de espera subimos a la cabina. Y ¡para arriba! En ocho minutos llegamos a la estación superior.
Una vez aquí puedes hacer las rutas de los miradores libremente, la del Mirador de la Fortaleza y el Mirador Pico Viejo, que es la ruta que realizamos antes de ascender a la cumbre. El camino te lleva hasta el cráter de Montaña Chahorra o Pico Viejo, donde se produjo la última erupción del Teide en 1798.
Con el dni en la mano (no se te olvide si pides el permiso) y después de permitirnos el acceso al sendero Telesforo Bravo comenzamos nuestro ascenso.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es que estamos a mucha altitud y hay gente que presenta síntomas de mal de altura (dolor de cabeza, vómitos). Por eso no se recomienda el ascenso a personas con problemas del corazón o pulmonares, mujeres embarazadas o niños menores de 2 años. En caso de sentir algún síntoma es bajar un poco hasta encontrarnos mejor, y si perduran no continuar con el ascenso.
En nuestra subida, parece de libro pero es así: notábamos que cada vez nos costaba más respirar por la altura, sin contar la gran pendiente que tiene este camino. Así que decidimos subir despacito para no agotarnos y parar las veces que fuesen necesarias, una buena excusa para ver las increíbles vistas del parque nacional.
Después de unas cuantas revueltas en el camino llegamos al cráter. Un olor muy fuerte a azufre y su olor amarillento nos daba a entender que allí estábamos. Seguimos subiendo por la cresta del cráter ya que está prohibido acceder a él.
Súper emocionante comprobar que el volcán sigue vivo viendo el vapor que abrasaba saliendo de auténticas fumarolas.
Y, por fin, después de un gran esfuerzo, teníamos a toda España a nuestros pies.
¡Reto conseguido!
No hay nada que nos guste más que vivir estos momentos los cuatro juntos. Espero que haya más veces que podamos subir a la cima del Teide, pero seguro que será diferente. Siempre recordaremos la primera vez…
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