Aprovechamos Semana Santa para cambiar de continente y cruzar con la furgo a ¡Marruecos! Este era un viaje deseado. Todos los comentarios sobre rutas por Marruecos en camper o autocaravana eran geniales. Así que no lo dudamos.
El viaje lo hicimos tres familias: Luis y Patri con su autocaravana, Jorge y Judith con su 4×4 y la Maggiolina y nosotros con nuestra querida furgo. Cada familia aporta dos niños, es decir, doce personas en total.
Jorge es un amante de la fotografía. Ha creado un blog (imagenenblanco.com) donde nos muestra su trabajo. Esta vez colabora con nosotros. Podréis ver sus fotos en esta entrada y en las que hablemos de esos lugares que no te puedes perder en Marruecos.
Esperamos que disfrutéis de nuestra visita a Chefchaouen o Chaouen con las fotos de Imagen en Blanco y Viajando En Furgo, y de fondo, como estamos haciendo en las últimas entradas, música, esta vez del marroquí Brahim Fribgane: Amazigh. (Dale al play)
Llegada a Chaouen
Chaouen: nuestra primera escala en Marruecos y nuestra segunda gran sorpresa. La primera fue el verdor que encontramos al adentrarnos en el país, nada más dejar la autopista dirección al “pueblo azul”. La limpieza de las calles y carreteras era increíble, decoradas éstas con grandes banderas de Marruecos. Quizá se esperaba la visita de alguien importante, pensamos.
Pues sí, Chaouen es un pueblo enclavado en las montañas de Rif, unas montañas con una vegetación que no nos esperábamos.
Ya muy cerca pudimos ver el pueblo al pie de la montaña. Desde esta perspectiva no se pueden ver las casas azules, pero se asemeja a un pueblo blanco de la sierra gaditana. Lógico, ya que sus primeros habitantes fueron los exiliados de Al-Andalus, tantos musulmanes como judíos.
Antes que nada nos dirigimos al camping municipal que se sitúa en la parte más alta de Chaouen, para instalarnos. Un camping correcto y muy bien situado. Muy cómodo para poder visitar el pueblo ya que se puede acceder a él sin ningún problema desde aquí.
Como anécdota te contaré que, antes de entrar en el camping, nos paró un hombre. En un perfecto castellano nos saludó y nos dió la bienvenida a Marruecos. Y muy discretamente nos ofreció hachís (cuentan que en esta zona hay muchas plantaciones de marihuana y te ofrecen por cualquier lugar de Chaouen). Cuando le dijimos que no fumábamos nos dijo entre risas y buen rollo que éramos muy sanos. Esta fue la única vez que nos ofrecieron, suponemos que, al ir en familia, no nos veían como posibles clientes.
Visita a Chaouen
Desde el alto donde se encuentra el camping podemos ver todo el pueblo e intuir el azul de las casas. Comenzamos a bajar por un empinado sendero algo pedregoso, cruzando por tumbas musulmanas. Los cementerios no son como lo que conocemos. Son mucho más sencillos. Según cita el Corán en el versículo 20/55: “De ella (la Tierra) os creamos, a ella os retornaremos y de ella os haremos surgir otra vez”. Por eso el fallecido es enterrado tan solo con una sábana o tela. Las tumbas no tienen lápida, no hay nombre.
Llegamos a la medina que está amurallada y nos adentramos en ella por una de sus puertas. Aquí comienza nuestra visita a Chaouen, el pueblo azul.
Lo mejor que se puede hacer en Chaouen es perderse por la medina paseando por una u otra calle. Callejuelas estrechas y empinadas, cuyas casas están encaladas de distintos azules para dar frescor y ahuyentar a los insectos.
El contraste de color lo dan los productos de las tiendas y bazares de artesanía que están colgados en las mismas paredes: telas, piel,…, los hombre que están sentados en las puertas de sus negocios, los colores de las chilabas y pañuelos de las mujeres y los niños jugando.
Paseando por las calles de Chaouen por primera vez escuchamos la llamada a la oración por el almuédano. Procedente de la mezquita y utilizando megafonía se podía escuchar en todo el pueblo. La cara de las niñas no tenía precio. Todo era tan nuevo para ellas…
El espacio más abierto se encuentra en la plaza Uta El-Hammam. En esta plaza se encuentra la Kasbah y la Mezquita. Allí mismo, en la plaza nos hicimos un tatuaje de henna, la ilusión de las niñas en este viaje a Marruecos.
Uta El-Hamman quizá sea el lugar donde más se concentra el turismo. Alrededor de la plaza hay numerosos restaurantes en los que te ofrecen su carta constantemente.
Después de viajar por el país, nos hemos dado cuenta que al marroquí le gusta entablar conversación, practicar el castellano (que muchos dominan) y si además te gusta el fútbol te le has ganado.
En la parte alta del pueblo se encuentran los lavaderos, donde las mujeres van a lavar la ropa. Además, el río forma unas piscinas naturales donde la gente acude a refrescarse.
Pensando ya en la vuelta e imaginando la subida al camping con los niños, decidimos ir a la plaza de Makhzen, donde se encuentra el hotel Parador. Allí pudimos coger un taxi que, por 15 dirhan (no llega a 1,50€) nos subía hasta la puerta del camping. Fue divertido como el taxista salvaba a toda la gente, bicicletas, motos,… que se encontraba por el camino, sin dejar de tocar el claxon.
En definitiva Chaouen es muy tranquilo, agradable para pasear disfrutando del azul y todos los colores que te encuentras en sus calles. Su gente siempre te da la bienvenida a su país, deseando que te sientas bien y que vuelvas.
Nosotros volveremos.
Ubicación:
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