Muchas veces hay que buscarse una excusa para hacer ese viaje que tanto te gustaría y que lo tienes en mente desde hace mucho tiempo. Así que, aprovechando que se celebra estos días el Salón Internacional del Caravaning, hemos hecho las maletas y nos hemos ido a Barcelona en furgo. Realmente la feria ha sido una excusa porque no tenemos ninguna intención de cambiar de vehículo pero…. ¡qué ganas de volver a verte Barcelona!
Está claro que la mejor manera de ver la ciudad es pateándola, aunque nos dejemos las piernas en el intento, como nos pasó a nosotros. Pero hay tanto que ver que ni te das cuenta del dolor de pies.
Es cierto que un día es poco para ver Barcelona pero te puedes hacer una idea de todo lo que ofrece. Pero antes de nada…
La verdad es que, como cualquier gran ciudad, no tiene muchas opciones para ello.
En este caso estuvimos mirando en los alrededores para dejar la furgo y olvidarnos de ella mientras visitábamos la ciudad. Los campings se encontraban a una hora en bus hasta el centro. También miramos los parkings disuasorios a las afueras de Barcelona. Estos costaban 30€ sin ningún servicio.
Al final dimos con este aparcamiento, City Stop, el cual tiene una parte como área de autocaravanas con todos los servicios de carga y descarga. Además tiene un edificio con baños, duchas, salón y cocina (fregadero y microondas) de uso común. Está vigilado con cámaras y una pequeña oficina donde te indican dónde debes colocarte. Las primeras 24 horas nos costaron 35€. Lo bueno es que la tarifa es por minutos, ideal para organizarte. Y con el metro a 5 minutos. Muy bien comunicado.
Nuestra visita a Barcelona comienza en la parada de metro La Pau, la más cercana al área. Cogiendo la línea L4 y después de unas cuantas paradas nos bajamos en la Villa Olímpica, perfecto para hablarles a las niñas sobre los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Los edificios que se encuentran aquí fueron los que alojaron a los jugadores que participaron en las Olimpiadas.
Desde el puerto olímpico, convertido en zona de ocio lleno de buenos restaurantes, comenzamos a andar por el paseo marítimo, disfrutando del ambiente y de una mañana magnífica.
Atravesamos la Barceloneta llegando al Port Vell donde alucinamos con los impresionantes yates allí amarrados.
El paseo de Colón nos lleva directamente a él, al mirador de Colón. Nos hubiese gustado subir y ver las vistas de la ciudad desde ahí pero no nos quisimos entretener porque teníamos mucho que ver.
Simplemente pasear por La Rambla ya es un espectáculo. Los típicos puestos de flores entremezclados con puestos de artesanos. Muchos turistas y barceloneses paseando. Es increíble la vida que tiene esta calle.
Aquí te encuentras con edificios relevantes como el Gran Teatro del Liceo o el Palau Güell, la que fue vivienda de la familia Güell (la del park Güell) y diseñada por Gaudí. Esta se encuentra en una calle perpendicular a La Rambla, muy cerquita de ella.
Otra parada en La Rambla es la Boquería, un mercado alimentario que según dice en su página web “el mejor mercado del mundo”. Seguro que es un buen sitio para tomarse un aperitivo en alguno de sus bares y, ya de paso, echar un vistazo. Tened en cuenta que cierran los domingos y festivos; que no os pase como a nosotros que nos encontramos las puertas cerradas por ser día de fiesta.
La Rambla acaba en la plaza de Catalunya aunque no llegamos porque nos adentramos en el barrio gótico.
Si vas a Barcelona es imprescindible perderse por las calles del barrio gótico. Calles estrechas y plazas peatonales con un encanto especial. Aquí encontrarás al menos dos de las joyas de la ciudad: la Catedral de Barcelona y la basílica de Santa María del Mar, la del libro La catedral del mar. Solo entramos a esta última y nos pareció preciosa.
Y de aquí, a otro mercado, el mercado de Born. Pero esta vez este bonito edificio, de arquitectura de hierro, es actualmente un centro cultural. El entorno es famoso por sus múltiples bares, restaurantes, tabernas, donde sentarse a comer cuando estás recorriendo Barcelona en un día 🙂
Justo detrás del Born se encuentra el parc de la Ciutadella. Desde su entrada ya podemos divisar el Arco de Triunfo, tan distinto a los que habíamos visto. Construido con ladrillo nos daba la sensación de estar en Marruecos o algún lugar así.
Y de ahí al paseo de Gracia.
Me recordaba mucho a la Gran Vía madrileña o a los Campos Elíseos en París. Esta gran avenida es el escaparate del modernismo catalán. Por supuesto no podemos dejar de localizar y admirar las obras de Gaudí que se encuentran en el paseo como Casa Batlló o Casa Milá – La Pedrera.
Hace más de cien años Güell quiso hacer una urbanización en Barcelona con unas vistas impresionantes de la ciudad, similares a las residencias británicas (por eso lo llamó Park Güell, en inglés). Esas obras se las encargó a Gaudí.
Los herederos de Eusebi Güell ofrecieron el parque al ayuntamiento el cual compró y gracias a ello todos podemos admirar esta obra de Gaudí.
Pasear por el Park Güell es como entrar en un mundo de cuento. Su entrada, con la Casa del Guarda y la conserjería parecen la casita de chocolate de Hansel y Gretel. La famosa escalera donde descansa el lagarto de Gaudí nos dirige a la sala Hipóstila con 86 columnas que sostienen la plaza de la Naturaleza desde donde tenemos unas vistas impresionantes de Barcelona.
Ésta es una visita casi obligatoria.
Y desde el Park Güell, después de media hora andando, llegamos a la obra más emblemática de Gaudí: la espectacular basílica de la Sagrada Familia.
Para Mario y para mí no era la primera vez que la veíamos. Hace unos veinte años entramos por primera vez. Imagínate, todo el interior lleno de andamios. Y aun así, flipamos en colores.
Esta vez hemos flipado igualmente. Ver todo lo que ha avanzado en el exterior y todo el interior acabado te deja sin palabras.
En la Sagrada Familia acabó nuestra ruta por Barcelona en un día. Desde allí mismo cogimos el metro, línea L2, y directos a La Pau, casi casi en la misma puerta del parking donde dejamos la furgo.
Si piensas entrar en alguna atracción turística coge las entradas por internet. Por tema de aforo las entradas son para una hora concreta. Si te aventuras a ir a las taquillas, además de encontrarte largas colas, puede que no tengan entradas para la hora que quieras. Si las pillas online puedes elegir y así programar tu visita a Barcelona mucho mejor.
Lleva unas buenas zapatillas. Barcelona hay que andarla. Para que te hagas una idea, nosotros nos hicimos unos 20 kilómetros para hacer este recorrido. Eso sí, acabamos con los pies molidos. ¿Y las niñas? Más frescas que una lechuga. Ay, nos hacemos mayores… 🙂
Si quieres conocer más consejos te recomiendo que pases por el blog La maleta de Carla. Cuando decidimos que íbamos a Barcelona me dirigí directamente a su post Guía para pasar un fin de semana en Barcelona aunque nosotros somos muy chulos y nos lo hicimos en un día 🙂
¿Conoces Barcelona? ¿Qué te parece esta ciudad? ¿Qué nos recomiendas para la próxima visita?
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