Mientras veíamos junto a las niñas la película “Teen Beach Movie” no pensábamos que un día seríamos nosotros los que nos subiríamos a una tabla de surf. Personalmente, no veía nada fácil eso de surfear la ola. Pero, como todo, hay que intentarlo para saber si eres capaz o no.
Esta primavera hemos sido protagonistas de nuestra propia película en ArtSurfCamp, disfrutando de un mini campamento de surf en familia. Tres días viviendo sensaciones nuevas, los cuatro juntos, en playa de Razo, A Coruña.
Cuando ArtSurfCamp nos propuso vivir esta experiencia, un campamento de surf en nuestra querida Galicia, con compañeros y amigos de Madrid Travel Bloggers y Castilla y León Travel Bloggers, no pudimos decir que no, aunque no fuese capaz, ni siguiera, de tumbarme en la tabla… Yo estaba convencida de ello. “Yo me dedicaré a haceros fotos” dije yo. Ay… Mujer de poca fe…
La primera novedad para las peques fue ponerse el neopreno, cosa nada fácil. Pero es que ponerse el neopreno ¡no es fácil para nadie! Nos preguntaban si se podían colocar una talla más grande. Les explicamos que debía de estar justo para que no se escapase el agua que entraba y el cuerpo calentaba. Entre lo incómodo que es y el calor que hacía no podían entender porque teníamos que llevar esos trajes… Hasta que se metieron en ese agua ¡congelada!
De ahí, a la asignación de tabla. Según nuestra altura nos iban dando una. En la parte superior de ella, como si una tiza se tratase, pintaban con parafina para que no resbalase. Con la tabla preparada tocaba lo bueno: ¡a la playa!
Sergio, nuestro profe, nos enseñó toda la técnica necesaria para esta toma de contacto.
El primer día debíamos intentar hacer “la foca”. Una vez tumbados en la tabla, perpendiculares a la ola, ni muy delante ni muy detrás, debíamos levantar la mitad del cuerpo estirando los brazos y dejarnos deslizar por la espuma.
El segundo día teníamos que tratar de levantar el cuerpo y quedarnos de rodillas encima de la tabla.
Y el tercer día… ¡surfear como unos profesionales!.
Intentar, lo intentamos.
He de decir que fácil no es. Hay que luchar contra la fuerza del mar. Te encuentras con olas que te voltean. Incluso algún golpe te llevas. El primer día nos dolían hasta las pestañas…
… pero la dificultad se convierte en reto, tu propio reto. Como la vida misma. Este es el espíritu del surf…
Sergio no sólo nos enseñó la parte más técnica sino, también, algo fundamental: el espíritu que mueve este deporte.
Para él, el surf no se concibe si no sientes el mar. El simple hecho de sentarte en la tabla mirando el horizonte, esperando que llegue la ola apropiada, te tiene que emocionar. Ver como saltan los calamares, y más tarde las lubinas, y con mucha suerte descubrir cómo se acercan los delfines es un espectáculo que puedes ver y sentir con el surf. Es lo que tiene estar en pleno contacto con la naturaleza.
El espíritu del surf es amistad, es colaboración, es alegrarte por los logros de los demás. Es superación. Cada día un poquito más….
El subidón que te da cuando, por escasos segundos, te estás deslizando encima de la ola eso es el espíritu del surf. La sensación de que lo has conseguido, de que eres capaz de surfear y de cualquier cosa… ¡eso es!.
El espíritu del surf es lo que vivimos antes, durante y después. La convivencia, las cañas, las risas,…
El surf mola y es divertidísimo… y si lo vives en familia ¡mucho más! Hemos visto como la peque consiguió subirse a la tabla porque no hay nada que se le ponga por delante. Estar juntos en el mismo grupo nos ha animado más a esforzarnos y a pasárnoslo genial.
Gracias profe por contagiarnos del espíritu del surf.
Pues porque surfear en Galicia es especial. Bueno… todo Galicia es especial, la costa gallega es especial, Costa da Morte es especial…
Playa de Razo es una playa ideal para aprender a surfear. Además Artsurfcamp dispone del albergue e instalaciones a pie de playa, por lo que es comodísimo lo mires como lo mires.
No hace falta moverte mucho de playa de Razo para ver lugares increíbles cerca de Artsurfcamp.
Visitamos el taller de tablas de surf, Cormorán Surfboards, donde Toni y Sergio, monitores de la escuela, desarrollan su creatividad haciendo tablas únicas y personales, «más allá de lo común», como ellos dicen. Tablas que son verdaderas obras de arte.
Caminamos hasta el cabo Punta de Chan de Razo, donde disfrutamos de unas vistas espectaculares; la costa gallega para nosotros.
Descubrimos Verdes, un lugar donde agua, musgo y vegetación se entrelazan para que florezca una gama de “verdes” alucinantes. Zona de recreo donde pasar un perfecto día de picnic con la familia o amigos.
Nos trasladamos al pasado conociendo los Muiños de Ardeleiro, una serie de molinos que aprovechan el caudal de un río en su desembocadura, para mover los artilugios necesarios para moler. Un lugar precioso.
Vimos un espectacular atardecer en Punta Nariga, donde se encuentra uno de los faros más modernos, con forma de barco.
Volví a casa con una morriña sorprendente. Quería más surf, tenía más #ganasdeArtSurfCamp. ¿Quizá me haya infectado del espíritu del surf?
Gracias a ArtsurfCamp por habernos dado la oportunidad de vivir esta experiencia que recomendamos al 100%. Y gracias a todos nuestros compañeros bloggers por haber sido parte implicada para que este campamento haya sido fantástico.
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